jueves, 23 de abril de 2020

PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN, SESIÓN 7

Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC-
Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media –EFPEM- 
Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente PADEP/D
Licenciatura en Educación Primaria Intercultural, Primera Cohorte

CURSO: PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL Y BILINGÜE
CATEDRÁTICO: EDWIN ULICES SIS XITUMUL.
SEDE MUNICIPAL: SAN MIGUEL CHICAJ.
DEPARTAMENTO: BAJA VERAPAZ.

SESIÓN 7
25/04/2020

Actividad de aprendizaje No. 1 
Técnica: Compartiendo experiencias
Estrategia: Lea detenidamente la increíble historia del profesor que perdió su lapicero rojo, analice su rol como docente y reflexione acerca de:

 1. Ha utilizado el lapicero rojo para remarcar los errores de los estudiantes. 

 2. En la actualidad ha tenido la oportunidad de cambiar el lapicero rojo por el verde y remarcar 
     los aciertos de los estudiantes.

Compartir sus reflexiones en el área de comentarios.
Incluir sus datos (nombre) al final de su reflexión. 



La increíble historia del profesor que perdió su bolígrafo rojo 

Faltaban menos de cinco minutos para las seis de la tarde, cuando el  Profesor se dispuso a sacar de su cartera los exámenes de la semana. Tras colocarlos encima de su escritorio al lado de su lámpara, volvió a coger su cartera para sacar su bolígrafo rojo. Y entonces sucedió algo inesperado. Su bolígrafo rojo había desaparecido. Faltaban pocos minutos para las seis de la tarde. 

La relación del Profesor con su bolígrafo rojo era una relación muy especial. Bolígrafo rojo en manos del Profesor se sentía poderoso e importante. Con él había corregido miles y miles de exámenes. Al Profesor le encantaba corregir los errores que los alumnos, curso tras curso cometían en sus exámenes. El Profesor era muy meticuloso en sus correcciones y su bolígrafo rojo era implacable. No había un sólo error que se le escapara. El Profesor no sólo corregía exámenes: tachaba párrafos erróneos, rodeaba con círculos las palabras mal escritas, ponía signos de exclamación e interrogación en respuestas equivocadas o mal expresadas. No había un solo error que el Profesor no detectara en un examen. No había una sola equivocación que la tinta de su bolígrafo rojo no dejara impregnada en un examen. 

Faltaba poco para las seis de la tarde. No podía ser. Era imposible. Su bolígrafo rojo había desaparecido. Buscó una y mil veces en su cartera, en sus pantalones, en su americana. Pero nada. No había rastro de su bolígrafo y el tiempo jugaba en su contra. ¿Cómo iba a corregir los exámenes? ¿Qué les diría a sus alumnos cuando entrara por la puerta del aula? 

El Profesor se sentía perdido, confuso. ¿Quién era él sin su bolígrafo rojo? ¿Cómo sería capaz de resaltar los errores en los exámenes de sus alumnos? Había que hacer algo y rápido. 

Sin tiempo que perder, empezó a buscar un bolígrafo rojo. Seguro que tenía alguno escondido en algún cajón. Busco en el salón, en su dormitorio, en el comedor, pero no fue capaz de encontrar ninguno. Entonces se acordó de que tal vez podría encontrar uno en el cajón de la cocina. Rápidamente, se dirigió a la cocina y abrió el cajón. Con sus manos iba palpando todos los objetos que en ese cajón se habían acumulado desde su infancia: cerillas, pilas, abrelatas, imanes y… ¡No era posible! ¡Había encontrado un bolígrafo! ¡Por fin podría sentarse frente a la mesa de su escritorio y corregir los exámenes! No había tiempo que perder. Un centenar de exámenes le estaban esperando. Ya tenía lo que quería, ya podía volver a ejercer su poder. Con el bolígrafo en la mano, el  Profesor se sentía el hombre más poderoso del mundo. 

Sólo pasaban cinco minutos de las seis de la tarde cuando el Profesor se sentó frente a su escritorio para proceder a la corrección de exámenes. Encendió la lámpara, cogió el primer examen con su mano izquierda mientras que con la derecha sostenía el bolígrafo felizmente hallado en el cajón de la cocina. El ritual solo se había demorado unos minutos. 

El Profesor empezó a leer las respuestas del primer examen ávido de encontrar un error. Y ahí estaba. Una respuesta incorrecta, el primer error de aquella tarde de domingo. Sin tiempo que perder cogió su bolígrafo y se dispuso a marcar con una cruz el error al que pensaba a acompañar con algunos signos de exclamación y una nota en el margen que rezara lo siguiente: ¡Qué disparate! ¡No has entendido nada! 

El bolígrafo que sostenía el Profesor con su mano derecha se dirigió entonces con vuelo presto hacia la respuesta incorrecta. Todo estaba a punto para que en el momento en el que la punta del bolígrafo hiciera contacto con la hoja de examen, una raya marcara la primera diagonal de la equis que aquella respuesta incorrecta se merecía. Y así lo hizo,  el Profesor, cogió su bolígrafo y, en el mismo instante que marcaba la primera diagonal, un grito de horror salió de su boca. Fue entonces cuando se acordó de su madre. 

La madre del Profesor era una madre diferente al resto de madres. Ella siempre tuvo la firme convicción de que la enseñanza debía hacerse desde el acierto y no desde los errores. De niño, el Profesor había tenido muchos problemas para aprender a escribir. Todas las tardes llegaba a su casa llorando y sosteniendo en sus manos una ficha repleta de correcciones en rojo que su maestra le había dado para que viera lo atrasado que iba con respecto a sus otros compañeros. 

Cuando la madre veía esa ficha y los ojos de su hijo, se le rompía el corazón. Y fue ese dolor lo que le hizo tomar una decisión que cambiaría la vida de su hijo. Ese día decidió comprar un bolígrafo verde con el que ayudaría a su hijo a mejorar su escritura. Cada tarde se sentaba con él en la mesa de la cocina y practicaban ejercicios de escritura durante quince minutos. Cuando su hijo acababa los ejercicios, su madre cogía el bolígrafo verde del cajón de la cocina y rodeaba con un círculo todos los aciertos que había cometido su hijo. 

Con el tiempo su hijo fue mejorando no sólo su escritura, sino su autoestima y autoconfianza. Hasta que llegó el día de guardar el bolígrafo verde en el cajón de la cocina, el bolígrafo verde en el que su hijo había aprendido la importancia de los aciertos, el valor del refuerzo positivo incondicional. 

Pasaban pocos minutos de las seis de la tarde y el Profesor sostenía el bolígrafo verde con el que su madre le había enseñado en valor de reforzar los aciertos por encima de los errores. En el centro de su escritorio estaba el primer examen por corregir de la tarde, un examen con una raya en diagonal de color verde, una raya que Profesor decidió que se quedaría sin la compañía de la otra diagonal que debía marcar con una equis el error de una respuesta incorrecta. 

Pasaban pocos minutos de las seis de la tarde y el Profesor agarró con fuerza el bolígrafo verde con el que su madre le enseñó a valorar los aciertos por encima de los errores y se dispuso a seguir leyendo el primer examen de la tarde. Tardó poco en encontrar una buena respuesta. Y, al encontrarla, cogió su bolígrafo verde y su rostro esbozó una sonrisa, la misma sonrisa con que su madre le obsequiaba con cada acierto reflejado en el bolígrafo verde, (Moll, 2015). 

FIN 

jueves, 16 de abril de 2020

PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN, SESIÓN 6

Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC-
Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media –EFPEM- 
Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente PADEP/D
Licenciatura en Educación Primaria Intercultural, Primera Cohorte

CURSO: PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL Y BILINGÜE
CATEDRÁTICO: EDWIN ULICES SIS XITUMUL.
SEDE MUNICIPAL: SAN MIGUEL CHICAJ.
DEPARTAMENTO: BAJA VERAPAZ.

SESIÓN 6
18/04/2020

Actividad de aprendizaje No. 1 
Técnica: Lluvia de ideas.
Estrategia: Leer detenidamente el cuento “la educación, un niño”. (también pueden ver el vídeo adjunto)
Después de la lectura hacer un análisis sobre el cuento y la metodología que se debe aplicar para mejorar el aprendizaje de los estudiantes.

Escribir su análisis en el área de comentarios.
Escribir sus datos(nombre) al final de su análisis. 

Cuento para reflexionar sobre la educación
 Un niño 

Érase una vez un niño que acudía por primera vez a la escuela. El niño era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta de enfrente, se sintió muy feliz. 

Una mañana, estando el pequeño en la escuela, su maestra le dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Que bueno pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones, tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar. 

Pero la maestra dijo: Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores, ¡Que bueno pensó el niño, me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores. 

Pero la maestra dijo: Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con tallo verde.  El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con tallo verde igual a la de su maestra. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar un plato.

Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro. 

Pero la maestra dijo: Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó  a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño.  A mí me gusta hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.  

Pero la maestra dijo: Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de su maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra. 

Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas  que surgían de sus propias ideas. 

Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que su maestra le dijera qué hacer. 

Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.   Helen Buckley (s.f).


fin






jueves, 19 de marzo de 2020

PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL Y BILINGÜE


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Universidad de San Carlos de Guatemala –USAC-


Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media –EFPEM- 
Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente PADEP/D
Licenciatura en Educación Primaria Intercultural, Primera Cohorte

CURSO: PLANEACIÓN Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACION INTERCULTURAL Y BILINGÜE
CATEDRÁTICO: EDWIN ULICES SIS XITUMUL.
SEDE MUNICIPAL: SAN MIGUEL CHICAJ.
DEPARTAMENTO: BAJA VERAPAZ.



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TERCERA SESIÓN, SÁBADO 21/03/2020

Actividad de aprendizaje No. 1

Técnica: Analicemos juntos
Estrategia: leer  y analizar el cuento “Todos somos diferentes” 


Todos somos diferentes 
Cuenta una historia que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las disciplinas que serían impartidas durante el curso. El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. 

El pez mencionó que la natación fuera también incluida en el currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular en los árboles era fundamental. El conejo quería, de todas formas, que la carrera fuera también incluida en el programa de disciplinas de la escuela. 

Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían un gran error. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicasen todas las disciplinas.

Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa de estudios. Al principio, el conejo salió magníficamente en la carrera; nadie corría con tanta velocidad como él. 

Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que saltara y volara. 

El conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar y, además, no pudo seguir corriendo como antes. 

Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo consiguió. 

Por el inmenso esfuerzo que tuvo que hacer, acabó rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo. 

La misma situación fue vivida por un pez, una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas. 

¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la conclusión de que todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y también sus debilidades. 

Un gato jamás ladrará como un perro, o nadará como un pez. No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo que vamos conseguir con eso es que ellos sufran por no conseguir hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta.

Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que él sea mejor ni peor que nosotros. Es apenas alguien diferente a quien debemos respetar. 
FIN 



Después de la lectura reflexionar  y responder lo siguiente:
1.    ¿Cuándo  planifica piensa en un aula diversa?   si, no    ¿Por qué?

2. ¿La metodología propuesta (en el cuento) promueve la participación de todos  los estudiantes?  si, no  ¿Por qué?

Responder cada pregunta en el área de comentarios. incluir sus datos (nombre) al final de su respuesta.







sábado, 23 de marzo de 2019

TECNOLOGÍA APLICADA A LA EDUCACIÓN INFANTIL

Tecnología en la Educación: Una Tecnología Educativa que se refiere al diseño de diversos útiles, documentos y soportes materiales a utilizar por maestros y alumnos con fines pedagógicos. Se trata de un aspecto de utilización de la enseñanza que une los medios audiovisuales con otros diseños pedagógicos existentes.













PSICOLOGÍA DEL COLOR